Cuando te piden escribir sobre la
mujer y su magia pareciera de alguna manera que estas dos palabras, están
separadas. Divorciadas una de la otra, como si todo lo que hace una mujer para
sobreponerse a estos tiempos no fuera de por sí, magia. Magia para estirar los
centavos con que darle de comer a una familia numerosa con un salario
paupérrimo. Magia para criar hombres y mujeres de bien, en momentos en los que
los valores han sido relegados a un tercer plano, y magia ¿por qué no? Para
cumplir con la no tan simple tarea de ser ella misma, mujer, sin perderse en la
terrible circunstancia.
Una mujer es una maga, prestidigitadora
de milagros comprobables, heroína de su propia causa. Sino díganme ustedes
¿Cómo rayos en estos tiempos sobreviven las madres? Esas llevando sobre las
espaldas más de dos, tres, cuatro hijos e hijas y hasta más, con la
responsabilidad de alimentarlos, educarlos, amarlos y encima de todo,
convertirlos en mejores seres humanos.
Hay mujeres que parecieran trabajar
en un circo, en donde parir imposibles es tarea cotidiana. Estudiantes de la
universidad de la vida, hijas diplomadas en mitigar el hambre y las tragedias
para seguir caminando con la mirada firme y la frente alta. Díganme ustedes
¿Cómo lo logran las menos desdichadas? Sin techo, ni pan, ni más educación que
su propia carencia e ignorancia. ¡Cuántas mujeres valientes, señores! ¡Cuántas
mujeres importantes ha parido nuestra patria! Y no hablo de las muchas que
dejaron su huella en los dinteles de las historia, sino de esas magas anónimas
que nadie nombra, construyendo día a día con sus manos y pies el destino de
nuestra nación. Las nunca recordadas, las siemprevivas, cociendo su destino a
contra viento en una sociedad marcada de machismo, maltrato e indolencia.
Heroínas cotidianas de escuelas; haciendo trucos con las palabras. Estudiantes
fenomenales cursando universidades porque se niegan a ser menos, a vivir
relegadas. Otras que levantan sus voces para defender cualquier causa, la que
fuere que les permita recordarse a sí mismas que siguen siendo humanas. Dígame
usted si ¿la mujer y la magia juegan a estar separadas?
Yo creo en mujeres maravillosas,
las que madrugan para abrazar el día a pesar de la desesperanza, que no se
rinden, que viven con la azada en las manos sembrando sueños de un mejor
mañana. Las que se apoyan unas a las otras porque saben que sólo así se puede
sobrepasar la crisis, erradicar la mediocridad, y desfasar los egos de quienes
nos oprimen por considerarnos menos fuertes, competitivas, o ¿capacitadas?
¡Brindo por las muchas! mejorando
al mundo sin reclamarle a la vida menos de lo que les corresponde: el derecho
de ser libres de trabas. Esas que ven a otra mujer caer de rodillas y en lugar
de darle la espalda, la levantan. Esa es la magia que yo nombro, el femenino
perfecto que llevamos todas grapado a nuestra idiosincrasia. Eso, damas y caballeros, eso es ser
una heroína, eso, ES MAGIA.
Jael Uribe
Presidente Mujeres Poetas
Internacional (MPI)
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