Hay que saber decir hasta nunca

 


 

Madurar viene de aprender a no vivir bajo las expectativas de nadie. De ser feliz enteramente siendo tú, amando tu luz y escogiendo siempre tú paz, por encima de todas las batallas inútiles. Ámate, si escoges el bullicio, o trabajar en silencio. Ámate, si escoges hacer ruido y echarte al medio. 
 
No juzgues, sin conocer el infinito universo que se teje en las entrañas del otro. No dañes con alevosía. 
 
Nadie conoce el corazón de nadie, cada cual se reconoce en el suyo y emprende su propio proyecto de vida como mejor lo determine. Protege tu corazón aprendiendo a depurar lo que no te sirve o te hace feliz, incluido personas, sueños inconclusos y causas imposibles. 
 
Hay que saber quedarse con lo bueno que te dió el otro. A lo demás, hay que decirle hasta siempre, y hasta nunca. 
 
Feliz día
 
 
Jael

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